La toma de partido para la propuesta parte del aprovechamiento de las diversas características que muestra el terreno. Por su ubicación dentro del condominio, la vivienda goza de tres importantes visuales: hacia el oeste con una laguna artificial, hacia el sur con una vista privilegiada del condómino y hacia el noreste con una pequeña quebrada rocosa que limita directamente con el terreno, la cual se consolida como una extensión del área verde de la propiedad.
Estos aspectos naturales del terreno dirigen la distribución y ordenamiento programático de la vivienda. De esta forma, se genera un área libre común y protegida del viento al colocar el volumen de la vivienda en el extremo oeste del terreno. En esta zona se ubica una terraza con piscina hacia la cual se orientan la sala y el comedor para así consolidar el área social principal de la vivienda.
En el extremo opuesto de la vivienda, se ubica la zona privada, donde el dormitorio principal y los dormitorios de huéspedes ganan visuales hacia la laguna y el resto del condominio. Finalmente, la zona de servicio se orienta hacia la ladera del cerro con el cual limita el terreno. Todos estos ambientes se articulan a través de una circulación central en cada nivel, conectando ambos extremos de la vivienda.
Con la composición volumétrica, se buscó diferenciar claramente el cambio de material entre sólido y vacío. Se optó por muros enchapados en piedra que abunda en la zona, reduciendo a la vez el mantenimiento requerido y remarcando un carácter macizo. Por otro lado, para el ingreso de iluminación y ventilación, predominan grandes mamparas de cristal, vigas y columnas metálicas y aleros de madera, evitando una exposición directa del sol. El tamaño de los vanos se relaciona directamente con la jerarquía de los ambientes, llegando a tener un volumen traslúcido de doble altura en la zona social que da contrapeso al carácter macizo del resto de la vivienda.